48 horas

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La maleta abierta sobre la cama... vacía, los montones a los lados con todo lo que debe llenarla en apenas unas horas pero aún listo para un último repaso... esto si... esto no... todos los "Porsias" dispuestos para decidir a última hora...

El recorte de cada año se hace notar de forma más que evidente, los "Montones" cada vez ocupan menos, y salvo por aquellas cosas inevitables que no se pueden eliminar o substituir, me siento feliz pensando en Conchita... que sé que cada año se sentiría más orgullosa de mi.

El gusanillo de los viajes ya se ha instalado desde ayer en mi estómago, da igual que sea algo familiar y conocido, a pesar de todo, no se puede evitar que ese "ronroneo" de querer no dejar cabos sueltos mezclado con la ilusión del hecho pueda más que nosotros... y en el fondo realmente me alegro, significa que el entusiasmo y la ilusión, a pesar de los años, siguen vivos...

No se cerrará hasta mañana por la noche, apenas unas horas antes de la salida, y eso después de haber intercambiado los "mínimos" Lu y yo en las maletas, por aquello de si hay algún problema que podamos de entrada salir del paso hasta tener todo solucionado, esta es otra de esas cosas que te van enseñando los compañeros de viajes con los que te cruzas... obligación de cualquier viajero que se precie, de compartir sus trucos y sus máximas con quien llega a compartir también una pequeña parte de su vida.

Creo que todo está controlado, y tampoco me preocupa mucho dado que no hay problema de poder optar a cualquier cosa donde vamos, eso si, el botiquín súper-bien cuidado (malditas migrañas) para las dos, y espero que vuelva sin tener que llegar a "estrenarlo".

Ya se me empieza a volar la cabeza hacía el otro lado del charco... aún cuando intento por todos los medios evitarlo, que hasta mañana al medio día, aún tengo que controlarlo...

El miercoles salimos, y lo estoy deseando...

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