Perezosa y enamoradiza la siento aún cuando si la miras entera, corre realmente sangre por sus venas, pero no puede uno por menos que limitar su mirada a lo que en su mismo corazón encierra.
El tiempo se ha detenido de alguna manera en el centro de su plaza de características eternas, que la modernidad pulule por ella no altera ni un ápice lo que te cuenta, tonos pastel bajo un sol que la ilumina entera, aún cuando de repente se despierte la lluvia, que solo la acaricia y la baña, no la estropea.
Soportales perezosos que encierran melodías que nos mecen en ensueños de ayer y mañana, opíparas cenas escondidas tras lamentos de guitarras y voces llenas.
“La Bella”, cuanta razón tenía quien así te pusiera, un mundo en otro mundo que puede además ser cualquiera.
Cuando te dejamos, y en esos momentos en que la prisa o el estrés se me llevan, me detengo un momento, y busco sentir de nuevo bajo mis pies la sensación de tus adoquines... y de nuevo la placidez me llega..
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