Que amargo sabor de boca deja a veces “Tener la razón”, que insatisfacción más absoluta, que necesidad de poder dar marcha atrás en el tiempo, y que algo cambie ese destino que no se hubiera querido jamás que fuera así...
Y mayor es aún la insatisfacción, cuanto más ha terminado (por la razón que sea) siendo el empeño, cuanto más feliz se llegaría a vivir desconociendo las evidencias y los riesgos...
Pero me temo que no es fácil aprender de repente a volver la espalda a cada una de estas situaciones, aunque si me pregunto a veces, quien nos da ese derecho que creemos tener para defender una ¿verdad? ante quienes no tienen el más mínimo interés de conocer si algo es o no es cierto, si no tan solo de dejarse llevar como quien se agarra a una tabla por asirse a algo aún cuando esa tabla les lleve en lugar de a la orilla... mar adentro...
Y mayor es aún la insatisfacción, cuanto más ha terminado (por la razón que sea) siendo el empeño, cuanto más feliz se llegaría a vivir desconociendo las evidencias y los riesgos...
Pero me temo que no es fácil aprender de repente a volver la espalda a cada una de estas situaciones, aunque si me pregunto a veces, quien nos da ese derecho que creemos tener para defender una ¿verdad? ante quienes no tienen el más mínimo interés de conocer si algo es o no es cierto, si no tan solo de dejarse llevar como quien se agarra a una tabla por asirse a algo aún cuando esa tabla les lleve en lugar de a la orilla... mar adentro...
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