Día matador… turno de tarde hoy, y la mañana ocupada hasta el 200%... como suele pasar cuando se tiene puntualmente una mañana libre, bancos, trámites, cosas puntuales, y de paso, compra… y gracias que anoche dejé algo de comida preparada para no tener que andar recurriendo al sándwich rápido…
Corriendo al trabajo, y sabiendo de antemano que la tarde sería movidita, previsto… ya más de lo deseable, y eso sin contar con el inevitable imprevisto…
El imprevisto se multiplica por cien mil, y lo previsto se complica y se magnifica, la última visita domiciliaria programada ha de hacerse ya a la hora de salir.
Llego a casa más que cansada, me he dejado a medio recoger esta mañana, termino rápido lo imprescindible, que no es cuestión de ir acumulando hasta que no sepa al final por donde empezar y al volver a ver la compra de la mañana, recuerdo que no tengo más remedio que ponerme a cocinar.
No me importa cocinar, pero reconozco que tampoco me parece que sea este el mejor momento, pero, acaso no pretendo organizar las comidas?? O es que un poco de cansancio, va a hacer que se vaya al traste todo lo que tanto trabajo me ha costado programar???
Y encima, la nena es maniática, que no soporto que los pedacitos no sean igualitos y mínimos, troceo cuidadosamente la carne, las zanahorias, los calabacines, la patata.. preparo los guisantes… y como siempre rehogo por separado cada cosa para que tenga exactamente el punto que ha de tener, ni un poco menos, ni un poco más… sigo meticulosamente el delicado proceso que es “cocinar”, mientras pienso en el hambre que tengo, en el “Moje” que dejé anoche preparado, y que seguro… seguro que está sensacional…
Necesito un poco de vino para el punto magistral… y de repente.. hago una paradita, paso tranquilamente a mirar los vinos, y me decido por una botella que no está nada mal, la descorcho… la huelo… pongo lo necesario en la comida y…
Me he preparado una bandeja, he sacado para ella un mantelito de “los preciosos” y me he servido un poquito de Moje.. otro platito con jamón y una estupenda copa de vino, embriagador y de color brillante, en mis copas preferidas, las enormes, las altas… me he sentado a disfrutar de todo mientras a fuego lento, se termina de quedar lista para mañana mi comida especial…
Mira que me dicen a menudo que “Vivo como una Reina”… pero… ¡¡Que caramba!!.. es que es verdad.
Corriendo al trabajo, y sabiendo de antemano que la tarde sería movidita, previsto… ya más de lo deseable, y eso sin contar con el inevitable imprevisto…
El imprevisto se multiplica por cien mil, y lo previsto se complica y se magnifica, la última visita domiciliaria programada ha de hacerse ya a la hora de salir.
Llego a casa más que cansada, me he dejado a medio recoger esta mañana, termino rápido lo imprescindible, que no es cuestión de ir acumulando hasta que no sepa al final por donde empezar y al volver a ver la compra de la mañana, recuerdo que no tengo más remedio que ponerme a cocinar.
No me importa cocinar, pero reconozco que tampoco me parece que sea este el mejor momento, pero, acaso no pretendo organizar las comidas?? O es que un poco de cansancio, va a hacer que se vaya al traste todo lo que tanto trabajo me ha costado programar???
Y encima, la nena es maniática, que no soporto que los pedacitos no sean igualitos y mínimos, troceo cuidadosamente la carne, las zanahorias, los calabacines, la patata.. preparo los guisantes… y como siempre rehogo por separado cada cosa para que tenga exactamente el punto que ha de tener, ni un poco menos, ni un poco más… sigo meticulosamente el delicado proceso que es “cocinar”, mientras pienso en el hambre que tengo, en el “Moje” que dejé anoche preparado, y que seguro… seguro que está sensacional…
Necesito un poco de vino para el punto magistral… y de repente.. hago una paradita, paso tranquilamente a mirar los vinos, y me decido por una botella que no está nada mal, la descorcho… la huelo… pongo lo necesario en la comida y…
Me he preparado una bandeja, he sacado para ella un mantelito de “los preciosos” y me he servido un poquito de Moje.. otro platito con jamón y una estupenda copa de vino, embriagador y de color brillante, en mis copas preferidas, las enormes, las altas… me he sentado a disfrutar de todo mientras a fuego lento, se termina de quedar lista para mañana mi comida especial…
Mira que me dicen a menudo que “Vivo como una Reina”… pero… ¡¡Que caramba!!.. es que es verdad.
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