Me pregunto cuando fue la primera vez que admití que mi paso por la vida no era otro que el que un rayo de luz tiene atravesando un cristal... tan solo unos instantes que no son tangibles, que pasan sin más.
O como el oleaje... esa ola que viene y va, nunca se queda, nunca se marcha, nunca falta pero nunca está... la de la sombra, la del final, la que ya se buscará el hueco, la...
Con ruido de estampida llego aunque no por sonar... pero siempre en silencio me vengo a marchar, quien todo lo admite aunque no le de igual, quien lo entiende todo o siempre lo intenta explicar, a quien si buscas encuentras, para bien o para mal, y que siempre la cara está dispuesta a dar... la que rompió hace ya mucho sus zapatitos de cristal, y aún a pesar de ello, sigue creyendo sin mas.
Me pregunto cuanto hace que me dedique a mirar, como si de un teatrillo todos fuéramos parte sin poder optar a papeles determinados, tan solo los que nos dan, y así mirando me veo en uno u otro lugar, y aunque siempre me reconozco nunca me llego a explicar, como tantas y veces soy capaz de recomenzar.
Y tantas cosas me pregunto, que ya he empezado a aceptar, que no me importan las respuestas, que en el fondo dan igual, que mientras siga sonando la música, merece la pena bailar... despacito... de puntillas... pero bailar.
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