Soltando amarras

Mar 20 2004, 04:01 PM

no es un relato, es un día de trabajo normal, en una vida donde olvidamos derechos porque tenemos demasiada prisa para casi todo, y porque absolutamente todo lo queremos justificar, porque el juicio del vecino pesa mucho más que lo que me dice la lógica, y porque nos lavamos las manos continuamente ante todo lo que se sale de lo normal, y pretendemos que otros asuman las decisiones para así después poder justificar y juzgar... a este paso, hasta perderemos nuestra capacidad de discernir y optar

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“Romper”... Tantas veces debiéramos tomar en serio el hacerlo y no lo hacemos... tantas veces nos dejamos vencer por la ¿desidia... el miedo? de mantener, de no hacer cambios... de hacer lo imposible para mantener...

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A veces creo que esta obsesión por permanecer anclados no es si no un reflejo de negación de la muerte, como si amarrarnos a cada presente evitase conseguir el único final para el que nacemos...

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Porque lo queramos o no, es nuestro Gran Objetivo... es la muerte, para eso nacemos, el resto de las cosas de nuestra vida, son metas concretas que escalonamos para no ver tan incierto (o tan cierto) el objetivo final, para ganar aliento, para no rendirnos antes de tiempo.

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Hoy (el jueves) he tenido una larga consulta, la angustia era real, “No sabemos ya que hacer con el abuelo”...

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Me cuentan y me cuentan, andan de peregrinación continua, se están convirtiendo en obsesos de la consulta en apenas unos días, incluidas las urgencias donde ya les han dicho de forma tajante que no tiene nada, que nada se hace cuando no existe un problema...

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Les he dejado contar y contar, porque tienen que liberar su angustia... el abuelo no quiere comer, “No toma absolutamente nada de nada, ni bebe”, el abuelo esta helado, no hay forma de que entre en calor”... así sin parar en una letanía interminable...

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Conozco al "Abuelo", parco y sobrio a niveles de escándalo, reliquia de un ayer de “Padre” y de “Usted”, atendido por sus nueras como si de un Dios se tratase en un despotismo que no es tal porque nada pide.

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Les dejo seguir hablando hasta que agotan la angustia que llevan dentro mientras yo evoco la escena e intento ponerme en la piel de él, no se duele, no se queja, no pide, no quiere...

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Cuando acaban, dejo que el silencio se alargue, para disipar las dudas con las que han ido llenando el ambiente, y después de ello, les pregunto..

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- Y con todo lo que lleváis hecho por él, ahora no le dejareis morirse como él quiere???

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Hemos seguido hablando mucho después, bromas... trucos... pero si no han de empeñarse en lo que no puede ser... ya no les angustia ponerle una sonda nasogástrica, saben que se la quitará, saben que incapacita, ya no se empeñaran continuamente en darle sin parar “algo que sea de alimento” las he mandado a casa derechitas a preparar una buena raza de café, al abuelo es lo que más le gusta del mundo, ya no se lo dan, porque como toma tan poco, al menos que lo que tome sea de alimento.. y les he explicado que él, no necesita alimento, que no tiene gasto, pero... que será capaz de poner una sonrisa en la boca si además de irse como él quiere, le invitan a llevarse una pizca más de placer... Y lo más importante, saben que si se angustian, solo han de volver...

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Y.. hoy (el viernes) han vuelto.. el abuelo murió anoche, tranquilamente, feliz y en su casa, como siempre quiso y a su tiempo... querían decirme que lo llevaron al hospital, que uno de los hijos se empeñó, y al llegar, les dijeron no podían hacer nada, que nada pasaba, pero que todo era cuestión de tiempo.. se acordaron y pidieron el alta voluntaria y volvieron a casa rápidamente, y al poco de volver, murió... solo querían decirnos que... que menos mal que no intervinimos y que todo pasó como debía pasar... y es que con tanta prisa, a veces olvidamos respetar el derecho a morir en paz.

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