No es ni mucho menos una situación diferente, es más, podría ser gemela de cualquiera anterior, o de las que le seguirán, pero, a pesar de ello, esla del momento, y como tal, la que angustia.
Ese nudo en el estómago que por conocido se pretende ignorar, ese decaimiento solapado, esa falta de ganas, ese autismo disimulado que para el círculo intimo es imposible de disimular...
Como poco, he menguado un centímetro... ¡¡Seguro!!, últimamente, juraría que cada golpe me hace menguar, mañana mismo lo compruebo, de esa forma fácil de comprobación que se hace en casa, que sé yo, intentar coger algo que quedase ayer muy justito, eso que queda tan alto que casi has de ponerte de puntillas, eso no falla, si sigues alcanzando es neura pura, pero a veces...
Y digo yo... ¿Se menguará por eso??, que mucho decir que es la edad, pero lo cierto es que no existe proporción en ello, que menuda diferencia entre unos y otros la verdad, es curioso, tanta gente que en poco tiempo baja de talla de una forma tan espectacular, y otros cuanto tiempo se mantienen, quizás es cierto que los golpes menguan, quizás merezca la pena evaluar las situaciones de los que menguan de forma tan rápida, igual es posible poderlo solucionar.
Claro, que si se pudiera solucionar ya estaría hecho.. ¿O no??... bueno, no sé, que cosas increíblemente fáciles están pendientes desde hace siglos mientras se invierten esfuerzos y presupuestos en empresas utópicas con pocas posibilidades de prosperar.
En fin, que no sé que hago yo cuestionándome esas cosas, si es que no soy constante ni lamiéndome las herida, ¡¡que barbaridad!!que empieza una doliéndose de si misma, y acaba cuestionándose el por qué mengua la humanidad.
Mañana sin falta miro a ver si sigo alcanzando a los vasos de detrás, si no llego, ya me cuestionaré algo más.
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