Me deje llevar por el agua una vez más, sin importar nada ni nadie, a la deriva... aún sabiendo que estaba limitada en aquella piscina la sensación era igualmente maravillosa, solo flotar y dejarse llevar unos minutos antes de salir definitivamente para secarme antes de que se fuera del todo el sol...
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Al salir, me gusta disfrutar de esa sensación de gravidez absoluta que supone recobrar toda tu entidad y sentir como resbala el agua, esa doble sensación de emerger y de hundirte que solo se puede apreciar con los ojos cerrados y en silencio, y ese escalofrío intenso cuando completamente mojada sopla de repente una ráfaga de aire que te eriza el vello... y así, buscar rápidamente tumbarme al sol, para dejar ese escalofrío que aún siendo placentero, lo es por breve y de prolongarse dejaría de serlo.
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Y ya tumbada al sol, me abandono por completo, ese sol que no quema pero que va entonando y caldeando sin darnos cuenta... y también sin darme cuenta me empiezo a adormecer... no quiero abrir los ojos... no quiero anclarme en ningún lugar, solo mantener la conciencia de las sensaciones a las que el calor da lugar... (continuará)
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